Como va de la mano, van los 5 pecados de los meseros:
1. Servir a destiempo: realmente, es algo incómodo ver en la mesa el plato servido de tu acompañante mientras esperas una “eternidad” a que llegue el tuyo. O a la inversa. Cuando en un restaurante sirven los platos a destiempo pasan dos cosas: o todos terminan comiendo por separado, o a alguno le toca comer su plato frío por esperar que lleguen las demás órdenes (aun que esto depende mucho de la cocina).
2. No tener idea del menú: dar con respuestas certeras sobre los ingredientes de los platos a veces es, simplemente, imposible. Por desconocimiento de la carta, sus recomendaciones no van más allá del “plato de la casa”. (esto en el restaurant).
3. Descuido y descortesía: no faltan los meseros distraídos, o desatentos, que están pendientes de todo menos del servicio. Son aquellos que se la pasan conversando con sus compañeros, o limpiando mesas, o mirando para el páramo. Con ellos, toca hacer hasta maromas para captar su atención. Y para colmo, suelen olvidar o trastocar los pedidos.
4. Intensidad: una cosa es la amabilidad y otra cosa es que pase el mesero cada cinco minutos preguntando: ¿cómo les pareció el plato?, “¿se le ofrece algo más?”, “¿está todo bien?, “¿ya le puedo retirar?
5. Lentitud: sí, un mesero lento desespera. Y aunque no siempre la tardanza es su culpa, porque también se pueden presentar errores en la cocina, hay algunos a los que simplemente se les nota la pereza. La buena actitud es algo que todos los comensales agradecemos.
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